Construimos nuestra realidad a través de la relación que establecemos con nosotros mismos, los otros y el mundo. Y también a través de la reacción de nuestras propias emociones.

Es así como construimos nuestras creencias.
Una creencia es la unidad mínima con la que interpretamos la realidad.

Cuando se rompe una creencia el problema con el que nos podemos encontrar es no tener otra que la reemplace. Si no somos capaces de sustituirla, nuestra realidad queda maltrecha, sin una interpretación satisfactoria.

 

El CAMBIO en las organizaciones o empresas es algo muy frecuente y a menudo se ponen en ese momento en entredicho nuestras creencias y no siempre se consigue la suficiente motivación en función del CAMBIO para sustituirlo por otra creencia mas favorable, no siempre somos capaces de sustituir nuestras realidad por una creencia mas favorable a ese CAMBIO.

Las creencias que tenemos son radicales: las cosas no son o no son. Son blancas o son negras. Son tan radicales que las llegamos a confundir con la realidad.
Confundimos lo que pensamos, y sobre todo lo que sentimos, con la realidad. Nuestras emociones van por delante de nuestra razón.